el ocaso que viene

Hace cosa de un mes que la madre de mis niñas, en un viaje que hice a Madrid, por mi cumpleaños me regalo uno de esos nuevos mp1 "hi res" que se llevan ahora.

La verdad es que el que me acompañaba hasta ahora en mis paseos fotográficos, un mp3 de entonces, iba poco a poco quedando cada día mas obsoleto. Pero hasta hace unos pocos días no decidí ponerlo en marcha y para probar le puse algún archivo Flac y de relleno una carpeta de otro walkman antiguo, tanto como yo mismo para que me durara al menos para el paseo de pruebas.

Fue y salio primero una tanda de canciones de aquellas que se escuchaban en la radio o mejor que yo escuchaba en la radio por la noche hasta la madrugada en aquellas habitaciones solitarias cutres a mi parecer, de hotel por el 78, recién terminado aquel que fue el primero y grande mas grande y por el que acabe de aborrecer por completo París. 

Han pasado demasiados años pero a mi se me erizaron los pelillos al escuchar la primera canción. Y luego ya se sabe empiezas a recordar (o ver) imágenes y textos como: "Ni el amor ni el vino. Sólo el tabaco seguía siendo el sabor necesario de la vida. Y gracias a Dios, estaba bien provisto.

No quise dirigirme primero a  algún lugar de mi agrado. Quise entregarme por última vez a la innoble multitud humana. Me fui a los bulevares."  

Es que dicen que el primer amor  se resiste mucho. Debe ser cierto aunque hay pocas cosas que el tiempo no solucione. Pero la música como ninguna otra cosa o quizás los olores también tienen la capacidad de trasportar a determinados momentos. Y eso debió ser.

Que se le va a hacer. Son otros mundos.

¡ Me voy a la cama !