La verdad es que no se las vueltas que le he dado ya a las dos sinfonolas virtuales grabadas en mi mp1.
No, no me canso de escucharlas y no voy a quitar ni una canción es más iré poniendo alguna más, por discos en mi discoteca no será... A parte suelen ser las mismas que cuelgo en las entradas de la bitácora, pero al tiempo voy añadiendo algún álbum completo y así no les doy tantas vueltas y de paso se hace más ameno el paseo por las nubes en mi ciudad antigua.
Ayer añadí los cinco primeros álbumes de Genesis. Tengo alguno más pero es que para mi a partir del "cordero", último con Peter Gabriel, ya me extendi dos más y luego uno moderno como yo digo pero ya no me sonaban igual y luego Collins se puso en plan comercial y el lirismo para mi gusto fue desapareciendo.
Como me apetecía empezar con Trespass me puse en marcha y la mañana que había empezado neblinosa, a la tarde terminó con nubarrones carmesí y esa música sonando al final pone a funcionar las ruedas dentadas dentro de la cabeza y terminan mezcladas imágenes reales con imágenes pensadas de las peripecias pasadas para encontrar aquellos discos, que por entonces no era tarea fácil porque en este país raro de cojones y sin tiendas online, que ni siquiera se imaginaban por entonces, los discos iban apareciendo aleatoriamente sin orden de aparición real, y que íbamos encontrando los dos juntos en nuestras incursiones a las tiendas de la capital o bien los encargabamos por correo.
Luego ya con el disco flamantemente brillante de nuevo nos ibamos los dos a la oscuridad de mi cuarto y nos los sorbiamos literalmente muy apretados nuestros cuerpos mientras la lluvia en aquellos inviernos húmedos chapoteaba en la calle.
Es tan extraño pasear por mis alturas viendo nítidamente esas imágenes en vez de esas que se van sucediendo como ahí arriba que son las reales. Hasta me parece oler su aroma a lavanda inglesa y no el de la hierba mojada por la niebla de aquella mañana.
Después al llegar frente a las torres me quedé mirándolas pensando en aquel dibujo uno de tantos que no quemo y me prometió (¿que falta, ya?) que sería junto a las cartas lo único que no quemaría en aquella pira funeraria, en su corral, de todas nuestras fotos juntos. Ese dibujo recreaba El Cairo desde una terraza con sus torres y minaretes que le había pintado con un bolígrafo azul. Me imagino que por asociación de ideas al encontrarme frente a estas torres.
Desde que encontré hace unos días esa entrada en la que me refería a estos menesteres, no he podido dejar de pensar si habrá cumplido aquello de que volvería a mirarlos alguna que otra vez.
Donde quiera que se encuentre
P.D. Para quien lo lea. Si algo no tiene mucho sentido en esta entrada, haz un ejercicio de imaginación y colocalo en su orden. Hoy voy un poco corto de tiempo y no tenía precisamente la cabeza del todo en el presunto texto y como no podré corregirlo antes de subirlo. . .