No se me ve, pero yo estaba ahí sentado esa tarde, mi lugar de pensar favorito, apoyando la espalda contra ese trozo de muralla bajo los arbolillos del jardín de Mr. G.
Al otro lado de esos arboles hay algo de lo menos onírico que se pueda imaginar, una pista de tenis. Pero es difícil de ver por lo que no desentonará con las fotos que cuelgo esta tarde-noche.
Ahí según que música, se piensan muchas cosas diferentes, aunque casi siempre suela saltar como un suspiro, algo recurrente (o alguien).
En ese lugar he visto cielos de lo mas extraños, algunos hasta mojan a veces, otros calman un montón, lo que si es cierto es que casi ninguno deja de sorprender.
También se ven los picos de Gredos y cuando están nevados tienen su cosa.
Hoy mientras miro las nubes no puedo dejar de pensar que Peter Pan ha decidido crecer.
No, no, lo ha decidido él, ha sido el famosos reloj biológico, ha decidido por el mismo darse la vuelta y dejar caer la arena.
En mi caso solo el disfraz, lo de dentro sigue parecido.
He ajustado el ecualizador y he subido el volumen de la música casi diez watios que para la estancia es como de sobras.
Creo que mis vecinos se han marchado de vacaciones.
¡Ahora tranquilidad!