Esta todo el cielo de ese azul que solo ocurre cuando la noche ha sido del todo serena,
brilla como habrán brillado las estrellas tan solo hace una hora.
El sol ilumina ya del todo
Poco a poco va dejando ver el interior de los coches mientras va desempañando los cristales.
Hace frió y aun hay hielo sobre las carrocerías.
Yo empiezo a subir la avenida arriba.
En mi pueblo el campo esta tan cerca que la avenida esta justo en medio.
Miro la acera un momento, húmeda aun y sin saber por qué. La he Pensado.
Me gusta mirar, mirarlo todo, es manía de pintor de fotografiador. No sé...
Un arriate en el que vive uno de los arboles de la avenida se ve rodeado todo de largas ortigas.
Acabo de dejar justo a la izquierda el adosado de su hermano.
Vuelvo a pensarla de nuevo.
Mas a la izquierda tras la casa otra vez el campo.
Y vuelvo a pensar...
Y vuelvo a pensar...
Ahí adentro, debería colgar una generosa acuarela mía que representa un día lluvioso en cualquier parque de Madrid con una fuente y gentes paseando por el paseo entre altos arboles, con paraguas, reflejándose en el suelo mojado.
Se la regale a él cuando se caso pero nunca fue pintada para él...
Ahora cuelga en una notaría.
Ahora cuelga en una notaría.
Una chica acaba de aparcar y cruza el paso de cebra.
Es rubia con el pelo recogido arriba del todo en un pequeño moño, viste unos leggings negros muy ceñidos y deportivas blancas con lineas negras y mete las manos en los bolsillos de una sudadera verde también muy ceñida. Tiene frío.
Vuelvo a pensarla.
Levanto la vista por encima y coronando a lo lejos, arriba del todo la mole imponente de granito y ni una nube.
Azul, solo azul.
Ha pasado una hora y media desde que salio el sol. Estoy llegando arriba...
Observo como alguien abre la cancela de hierro oxidada del cementerio y aparece la figura de aquella chica que suelo cruzarme algunos días con o sin su perro. Lleva como siempre sus gafas de sol que la hacen mas misteriosa pero no menos guapa.
¡Claro! Es sábado, por eso la acompaña su marido.
Ahora las ortigas llenan toda la pared del viejo palacio
Ahora las ortigas llenan toda la pared del viejo palacio
He vuelto a pensarla...
y van, creo, cuatro...
Ó . . .
y van, creo, cuatro...
Ó . . .