Sentado en una de esas rocas leo, de vez en cuando miro las estrellas. Ella alocada como de costumbre se deja mecer la melena por el viento que viene del mar, que la noche de una luna muy menguante a duras penas me deja ver desde aquí. Pero tampoco importa mucho pienso, ya que su alegría crónica desvergonzada me llena todo.
Viene el verano y sus noches cálidas que invitan a alejarse de la luz de la ciudad y compartir músicas y alguna letra, Sigo leyendo que dice Patti... y dice:
¿Pero quién cantará de él?
¿Quién cantará su bienaventuranza?
El ojo irreverente, la sonrisa radiante.
Porque él, su propio mensajero, se ha ido.
Ha saltado a través del cristal órfico
para vagar eternamente
en busca de la perfección.
Sus tobillos azules tatuados con estrellas.
Amid wind, stars, and Patti's haunting words, your reflection becomes a quiet hymn to enduring love — tender, unshaken, and shimmering even in the face of absence
ResponderEliminarEs que me encanta la poesía de Patti Smith. Y la fotografía de Robert.
EliminarSaludos!!!
ResponderEliminarSalud.
Eliminarotra buena compañía musical para ver las estrellas... y volar, volar un poquito lejos de esta tierra que, a veces, se nos hace demasiado hostil
ResponderEliminarJusto en el momento de atarse esa larga melena que el viento mece...
ResponderEliminarAlejarse de esas luces, en busca de un poco de paz, de ese viento que nos deja respirar.
Besos