Miro por la ventana. Es ya un acto reflejo, como también
mirar la temperatura y la predicción para la maña en el móvil.
La niebla solo deja ver a duras penas, las copas de los
arboles tras la terraza. Un bonito color gris verdoso por doquier. ¡Me gusta!
También las mañanas luminosas. Pero estas otras más. Es
otoño.
Sé que tendré que coger el gorro de agua para no acabar con
mas rizos de los que seria. Total cuatro pelos.
Oscuridad verdosa.
La llama de las velas tras el plástico rojo titilan eróticamente
iluminando muy tenue las lapidas del cementerio.
! Titilan...! Pienso
que es bonita esa palabra y expresa como pocas el que hacer de esas pequeñas
llamas con el viento cómplice.
A Manoli, le han puesto flores nuevas. Me he quedado un buen
rato frente a ella como si de verdad estuviera frente a mí con su pelo negro
hasta casi la cintura. Han estado su marido y
su hija, seguro, ayer. Le he dicho. -Hasta luego guapa- Como casi todos los días. He tocado el mármol
y me he marchado a la niebla.
Ya tengo pocas cosas que hacer pero me gusta mirar, ver. Me
paro a veces y me entretengo con cualquier detalle con el que hace un tiempo ni
me pararía. Y si me parece interesante
para la posteridad, le tiro una foto. Como en el tren. Son detalles
intrascendentes seguramente pero te mueven las meninges y terminas imaginando
mil situaciones.
Hay vidas tras los cristales...
Y tú estás lleno de vida Toni, aunque a veces lo cuestiones.
ResponderEliminarAbrazo
Si la hay, pero lo verdaderamente importante es darnos cuenta de que la hay... :)
ResponderEliminarSalud