Hace un año y veintiún días que cada mañana me paso por aquí. Algunos como hoy son tristes, grises, lluviosos. Otros en cambio, luminosos y los pájaros se rajan cantando. Algunos inclementes, llenos de inclemente vendaval que trae las gotas de lluvia como saetas.
Pero nada me ha parado hasta ahora cuando no estoy fuera.
Hoy caía una fina lluvia, y si, los grises reinaban. Y la Lavanda que ya se ve llenaba todo el aire.
Tu alma se encontrará sola, cautiva de los
negros pensamientos de la gris piedra tumbal;
ninguna persona te inquietará en tus horas de
recogimiento.
Quédate silenciosamente en esa soledad que
no es abandono,—porque los espíritus de los
muertos que existieron antes que tú en la vida,
te alcanzarán y te rodearán en la muerte,—y
la sombra proyectada sobre tu cara obedecerá
a su voluntad; por lo tanto, permanece tranquilo.
Aunque serena, la noche fruncirá su ceño,
y las estrellas, de lo alto de sus tronos celestes,
no bajarán más sus miradas con un resplandor
parecido al de la esperanza que se concede a
los mortales; pero sus órbitas rojas, desprovistas
de todo rayo, serán para tu corazón marchito
como una quemadura, como una fiebre
que querrá unirse a ti para siempre.
Ahora, te visitan pensamientos que no ahuyentarás
jamás; ahora surgen ante ti visiones
que no se desvanecerán jamás; jamás ellas dejarán
tu espíritu, pero se fijarán como gotas
de rocío sobre la hierba.
La brisa,—esa respiración de Dios,—reposa
inmóvil, y la bruma que se extiende como una
sombra sobre la colina,—como una sombra cuyo
velo no se ha desgarrado todavía,—resulta así
un símbolo y un signo. Como logra permanecer
suspendida a los árboles, ese es el misterio
de los misterios!
(E.A.Poe)
Es curioso que el autor de tantos cuentos y novelas de terror escribiera así...
ResponderEliminarSalud
Fue muy grande.
ResponderEliminarSaludos.