Hacía mucho que en mis paseos no llevaba ya colgada mi música y esta mañana, tenia desde ayer pensado, que iba a volver a las andadas. Y resulta ligeramente peligroso porque desde hace un tiempo los chicos de las bicicletas esas de cross o como se llamen han tomado mis alturas para sus paseos del fin de semana. Así incluso vienen de otras ciudades y se reúnen alla arriba para sus ejercicios con el consiguiente peligro de llevar auriculares y no oírlos llegar por detrás.
Pues bien. Hace unos días había vuelto a rescatar ese disco de Riccardo Cocciante que duerme en mi discoteca junto a sus hermanos en otros idiomas (tengo varias copias). Y me di cuenta de que siendo uno de esos discos muy importantes en mi discoteca nunca llegue (llegamos) a comprar el álbum completo en castellano. Lo cierto es que me pase la versión original al walkman y esta mañana he cargado con ella. He buscado en internet ese álbum y está bastante complicado de encontrar, es como si estuviera descatalogado y las copias que he visto tienen unos precios exageradamente engordados. Pero como buen coleccionista se que antes o después lo encontraré perdido seguramente es esas páginas en que la gente vende sus viejos discos. Todo esto me llevó, como no podría haber sido de otra manera, a que esa, otra de nuestras canciones de cabecera en los "años luminosos" a recordarla y ello a su vez me volvió a trasladar a esa primera entrada en el blog de Erik ya totalmente abandonado al olvido y a sorprenderme porque siguen habiendo comentarios en ése primer post (creo que van por 67) que voy a intentar responder en cuanto tenga un rato y estos malditos dolores me dejen.
La verdad es que todo se ha precipitado, creo, por un comentario que respondí, ya en este mi blog "Noctambia" a alguien en el que citaba esos tres discos que me compró en París y entre los cuales venía una copia de esa canción en francés. Fue el último regalo (iba a decir estertor) que me hizo justo antes de separarnos definitivamente.
Solo decir, que queda, que es un álbum magnificó que tengo que investigar a fondo porque me suena que Vangelis participó ahí, y sobre todo por el lirismo de sus letras y la orquestación magnífica (para esto, los italianos se pintan como pocos). Y que no acabo de entender porque desde hace catorce años esa entrada aún recibe visitas, entre las cuales he encontrado algunos amigos que suelen pasar por este Noctambia y que por aquellas fechas ni conocía.
En fin cuelgo la foto que subí en aquella entrada y dejó también esa maravillosa canción en castellano.
Músicas en esta entrada: Ricardo cocciante (Margarita) la mejor versión en español
A veces los auriculares pueden ser peligrosos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eres muy detallista.
Buen domingo.
¿Soy muy detallista...?
EliminarComo poco despistado sí que soy.
Besos
Recuerdos que permanecen muy vivos en tu retina y mucho más allá...
ResponderEliminarCuidado con las bicis (las carga el diablo) y ponte los auriculares cuando esté todo seguro.😉
¿Y qué decirte de la canción?, todo un clásico para nuestra generación.
Besos.
PD: He ido al enlace y prefiero no dejarte comentario, así evito que sigan acumulándose.
Si que lo son a veces, una me rompió un objetivo de la cámara.
EliminarEsa canción es una maravilla pero me gusta más la versión en castellano de mi disco que ésta, es algo diferente pero más poética. Otro dia la colgaré.
Besos
Sí que es un peligro en la actualidad llevar auriculares, yo ya no me los pongo.
ResponderEliminarFeliz dia, Erik.
Besos.
Ya hacía mucho que no los llevaba, pero va a ser que no los lleve, al menos por ahora.
EliminarBesos
Sí que ha pasado tiempo, pero me alegra que tu mente, tus recuerdos y tu amor siguen intactos.
ResponderEliminarMe gusta mucho.
Ay! Tracy, es que ya no se escribir,o es que ya no me duele tanto. Pero mi cabeza sigue igual de liada y mi corazón dividido en dos. Aunque reconozco que ya estoy más cerca de la realidad.
EliminarCreo...
Salud.
Yo no los llevo cómodos, a sique prescindo de ellos.
ResponderEliminarGracias Erik por tu lectura y tiempo.
Un abrazo.
Gracias recíprocas a ti, Carmen.
EliminarSalud
Las canciones no mueren, viven con nosotros, evolucionan mutan y algunas, las más puñteras, esperan a nuestras horas bajas para golpearnos sin piedad y, aún así, se lo perdonamos todo y volvemos a ellas una y otra vez, ¿verdad?
ResponderEliminarClaro. Ellas no tienen la culpa de los accidente que ocurren en nuestras vidas, aunque sin duda a veces quedan prendidas de alguno de ellos. Y nos hacen soltar alguna lágrima de paso.
EliminarSalud