con una estilográfica

Una canción anoche a propósito de algo que leí en el blog de Irma, me ha hecho darle a la tecla del "rew" de mi maquina de imaginar y me he dado cuenta de que por vagancia he dejado escapar siempre a las mujeres que significaron algo importante en mi vida. Y es que soy un gilipollas integral. A una y de eso me he arrepentido durante mas cuarenta años podría haberla retenido aunque ya la había perdido dos meses antes en París. Pero no me arrepiento del todo, del todo (¡mentira!) porque entonces no estaba seguro al cien por cien de que si se quedaba seria lo mejor para ella.

 A la otra simplemente por no contestarle a una carta.
 Por entonces eramos muy buenos amigos gracias a mi amiga del alma de toda mi vida que me la presento cierto día en que vino a pasar unos días con ella a la ciudad. Empezamos a hablar, entre otras cosas de músicas (de que si no) en un guateque de aquellos que había por entonces. Era todo lo contrario de aquella otra (el amor de mi vida que se dice en estos casos) No era terriblemente guapa como aquella, y bastante desgarbada y ademas tenía una voz de muelle como yo decía entonces, pero a mi me comió el coco. Cuando se marcho el lunes siguiente comenzamos una serie epistolar diaria (era cuando no había  e-mail, solo mail a secas) y nos contestábamos a vuelta de correos. No se cuanto tiempo estuvimos así pero recuerdo que mi madre un día  me hizo una de esas observaciones que sueltan las madres como sin querer y sin darse cuenta: - ¿Que pasa escribes a esa chica todos los días y a "E" una  o cada dos semanas?

Pues si. Un día recibí la que fue la ultima carta en la que me contaba toda contenta que se iba de vacaciones a París, si, a París donde tiempo mas tarde y también un mes de julio perdería a la que fue mi gran a... de toda mi vida. (Y aun le parece extraño, creo a "Calmita", que odie esa ciudad que ella ama ...)  Y de paso me... no se si me pedía consejo o es que solo dudaba de que carrera elegir entre dos, de ciencias por supuesto (también teníamos eso en común). Lo cierto es que por primera vez por pereza no la conteste a vuelta de correos como hasta ahora y luego... ya nunca llegue a contestarla. 

Algunos años después cuando me trasladaron a una ciudad muy cerca de la suya le escribí una postal. 

¡ Ciertamente con ellas he sido un gilipollas integral !

Ahora espero dar la talla con esta, la madre de mis niñas.

Estoy en ello...

Reñimos el primer día de confinamiento. Pero eso estaba en lo previsible. Luego la cosa se suavizó. Yo sigo viviendo en la cocina y ella en el salón pero ahora nos esperamos para ir a dormir.