tardes espesas

Estaba viendo "Come, Reza, Ama". Esa parte que transcurre en Italia cuando de pronto ahí tumbado boca arriba sobe mi hamaca xxl , cuando de pronto y no se por que exactamente empece a pensar, mas bien a ver justo cuando al poco de terminar con Elvira  y justo una temporada después de mandar a la porra (que es una manera fina de decir: ¡a la mierda!) a mi buen amigo J y a mi compañero M  porque estaba claro que mi idea de pasar el fin e semana no consistía en atiborrarse de vino peleón y dejar pasar la tarde sin pena ni gloria y ya no digo la noche. Sobre todo sin tener una chica cerca mas o menos...

Y ahí es donde sigo con mis imágenes no se por que inducidas por esa película. 

Las maestras me han perseguido. O mas bien yo a ellas. Elvira lo era, y A y su amiga estaban en ello. Si inevitablemente todas aquellas nuevas amistades eran una década mas o menos mas jóvenes.

Siempre he tenido mas complicidad con mis amigas que con mis amigos la prueba de ello entre otras cosas es que de viajar solo con alguno a mis lugares y ciudades fetiche  siempre era con ella y no con el (no pensar mal).  Recuerdo que iba a buscar a A a su casa y nos íbamos lo dos juntos a pasear y charlar largamente. Por entonces su novio estaba en la mili por lo que ella siempre estaba dispuesta a salir ya que estudiar era algo que llevaba de pena. Cierto día le propuse que la llevaría a los lugares, en especial a la Isla en Plasencia por donde había paseado alguna vez con E cuando aun estábamos juntos y yo por entonces estaba destinado ahí ,y por la noche la llevaría a los pubs donde por primera vez le prepararon un San Francisco a E que la dejo muy sorprendida y de paso presentarla al camarero aquel tan amable al que había dejado prendado la frescura y belleza de E. 

Recuerdo que se quedo un instante mirando a A y me dijo por lo bajines: - ¡Vaya te gustan menudas y bonitas ehhh! 

- No, es una amiga y ademas tiene novio. Conteste.

Teníamos una química muy especial, eran dos chicas A y su amiga muy libres, es un decir, su amiga ya tenia un crió y consumía anticonceptivos como si fueran  aceitunas al grito de: ¡Una vez coño y ni una mas...!

Ahora, en la actualidad mas de una mañana en mis paseos suelo cruzarme con A y su hija, nos echamos una sonrisa cada uno en nuestra acera y nos decimos hasta luego sin soltar una palabra.

Me gusta A, no ha cambiado tanto a pesar del tiempo. Si no fuera por su media melena canosa.

A lo mejor mañana. sigo . . .

Serán estas tardes pesadas y espesas como mostaza.

Las fotos son de "La Isla" en mitad del río Jerte y la Luna saliendo sobre las Villuercas vista desde el castillo.