y suele ser cuando reina de nuevo la soledad y suenan las campanadas de esa o aquella medianoche como lo harían en aquel imponente reloj de ébano. que la oscuridad se adueña de todo y solo una pizca de luz amarillenta de las farolas se cuela a duras penas entre los espacios mínimos que dejan los listones de madera medio podridos por los elementos.
Entonces rompe el silencio la música, y alguna noche solo cesa cuando el amarillo cansino de la farola se cambia por el más anaranjado del sol que empieza a brillar.
Buena música nos pones hoy, vaya como casi siempre.
ResponderEliminarA mi eso de las farolas y el sol me ha pasado muchas veces con la lectura.
Es que cuando se está a gusto para que moverse.
EliminarSaludos
Música, compañera y compañía del alma.
ResponderEliminarBesos.
Ni un día sin música.
EliminarBeso
una cuestión de colores o de estados de ánimo? saludos
ResponderEliminarPues si.
ResponderEliminarSaludos
No sé tú, pero yo que disfruto las noches, cuando veo que empieza a clarear a veces llego a enfadarme. Por lo corta que se me hizo, porque ya termina y porque de nuevo me he pasado trasnochando...
ResponderEliminarBeso
No, si te entiendo. Aunque ahora al ir haciéndome viejo trasnocho mucho menos. Hace años con una amiga de al otro lado del océano por aquello de los husos horarios me quedaba hablando con ella por aquí hasta altas horas de la madrugada.
EliminarBesos