Recuerdo la primera vez que me la encontré en el conservatorio. Había dejado a Olga en clase de lenguaje musical que era la primera de la tarde y yo paseaba por los pasillos aburridamente.
Llevaba una falda y un sweater del mismo color, violeta claro los dos a juego y un tanto mas los zapatos. Me gusta ese color. Tanto que esta habitación desde donde escribo esto esta pintada en ese mismo tono.
Todo esto viene a cuento porque mientras dormitaba tras la comida pasaban en Fox life, una insufrible película de la Lidsay Lohan que trataba los líos entre la Inmensa Liz Taylor y Richard Burton. Ni que decir tiene que en cuanto el tipo hablo dos veces apague la tele. Ni podía aguantar a una y otro en ese bodrio quizás porque he visto demasiadas veces a los originales y pensé que al menos si al tipo le hubieran puesto la voz del actor que doblaba a Burton y no esa voz horripilante que salía de un tipo que ademas ni se parecía remotamente al original (ya no digamos a la voz de verdad, de verdad del personaje).
Vaya. Que yo me pateaba los pasillos y el claustro del conservatorio y como decía apareció aquella mujer increíble con su pelo claro y los ojos a juego con la ropa o eso me pareció a mi. Pero seguramente ni Liz Taylor ni esta chica realmente han tenido los ojos de color violeta total pero no se puede dejar de reconocer que si no lo eran se le parecía mucho aquella tonalidad.
Siempre me gustaron las mujeres menudas, esta lo era también pero cielos cuando pasaba no podías dejar de mirarla. Luego ya la conocí, me la presento mi amiga que era por entonces la directora del conservatorio. Los estudiantes que la tenían en su clase de piano solían quejarse de que era dura. Pero en esto de la música es que no hay términos medios y el que quiere dedicarse a ello ya sabe que tiene que sufrirlo con muchas ganas. Si amas la música no habrá dolor.
Cada vez que nos juntábamos con mi amiga y con ella y su marido yo intentaba por todos los medios procurando pasar desapercibido desentrañar el color de aquellos ojos. Vana ilusión. Es difícil cuando hablas con alguien tan cerca mirar fijamente aquello e intentar descifrar el entuerto sin que se te vaya el hilo de la conversación.
Definitivamente los tenia violeta claro o como la Liz, de un azul tan extraño que podía pasar por violeta claro.
Como las paredes de mi habitación.
Pues la película no fue tan insufrible, si trajo este recuerdo e hizo nacer esta reflexión. Yo disfruté mucho este texto.
ResponderEliminarBeso
Un día en el auditorio del conservatorio que esta situado en lo que era la iglesia del antiguo convento de San Francisco (otro día te pondré una foto del complejo) ella acompaño al piano a una chica estudiante de canto. Y era todo un espectáculo verla vestida con aquel vestido mas de noche que de concierto, rojo un "palabra de honor" de esos que parece que en cualquier momento se va a desplomar dejando el pecho al descubierto, aunque confieso que a la vista de lo que no se veía pero si se intuía o mejor, se dejaba ver a medias era como cuando estas en el museo ante una obra de arte y ya no puedes articular palabra.
EliminarEn fin esa chica es... Es.
Beso
...Y como del color de tus recuerdos... :)
ResponderEliminarSalud
Es que está estaba buenísima.
ResponderEliminarSaludos.
Ese conservatorio es una mina de información.
ResponderEliminarPara saber de la Liz y del santo bebedor basta con ver "Quién teme a Virginia Wolf". Están enormes.
Si la he visto también, Y si ellos eran enormes por eso lo de el bodrio de que hablaba.
EliminarSaludos
Deben ser impresionantes unos ojos así.
ResponderEliminarBesos.
Los de Liz Taylor lo eran.
EliminarBesos
Siempre me fascinaron los ojos de Liz Taylor.
ResponderEliminarLos de esa chica debían ser también hermosos por tus palabras.
Un beso.
Lo son. Los tiene muy bonitos también.
EliminarBesos