y por fin pasaron "Halloweenes y Santos todos", variados que traerán incorporado como poco, varios kilos extra. Pero bueno por otro lado sales un poco de la rutina, aunque a un ser un poquito solitario como es mi caso le da un tanto la vuelta a la existencia en esos días.
Definitivamente mi aparato digestivo no esta familiarizado con esas fiestas, pero nada que en unas horas no este solucionado con una infusión de manzanilla+anís estrellado.
Después viene la dichosa socialización (eso ya cuesta), que por otro lado tiene sus puntos (nuevos actores) interesantes.
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Al bajar en un momento en que el personal hacía lo propio, al baño del restaurante (en estos tiempos de patógenos no esta demás sobre lavarse la manos repetidas veces), en la penumbra de la escalera y en mitad de ella pude observar la figura de una chica (bastante apropiada) en mitad de mi camino, que al percibir mi llegada se volvió y pude ver que se trataba de aquella mujer que se sentaba a la mesa justo enfrente mío.
Simplemente me dijo: -Estoy esperando turno, tú puedes pasar que el tuyo lo tienes libre.
Era tan solo la segunda vez, esta ocasión festiva, que nos veíamos físicamente. Ya la primera vez me causo esa impresión que al final cuando se ha marchado te hace recordarla alguna vez que otra.
Y ahí estaba sentada justo en la silla de enfrente. Yo soy por lo general bastante tímido con los desconocidos y nuevos conocidos por muy cercanos a personas de mi entorno, que sean. Y esta lo es mucho.
Me gusta escuchar su voz, grave, y un tanto seca. Y me gusta que como yo mismo, habla lo justo aunque la percibo mucho mas desinhibida. De pronto, me la encontraba mirándome fijamente sin decir nada hasta unos largos minutos (al menos 2). Después en que me decía algo y yo le respondía casi tan parcamente cómo ella me susurraba. Y la imagen del grupo como en una película, por un momento se difuminaba y solo veía sus ojos y unas arruguitas bajo los mismos al ir soltando palabras. Después ya me fijaba en su cara por sectores, luego en conjunto y al final bajaba hasta unos centímetros por bajo de su pecho que era lo que la mesa nos dejaba a la vista. Y pensé qué me gustaba su jersey blanco huesito que sin ser canalé se ajustaba perfectamente a su(s) pecho(s) que insinuaba solo un poco un sujetador de esos perfectos que no dejan marcas pero, de nuevo, insinúan que están ahí con un presunto escote generoso y tremendamente apropiado para llevar un traje de noche.
Me imagino que es porque yo le miro así, creo que ocurrió aquella otra vez anterior... que ella se me queda mirando con esa media sonrisa que ni lo es ni deja de serlo, como escudriñando algo, y a mi no me incomoda en absoluto, más bien me gusta. Y es, que yo, también si algo me agrada a veces me quedo mirando pero como buen despistado, creo.
En fin. Que llovió como si no lo hubiera hecho nunca, que la luz por culpa del cambiazo horario nos trajo la noche apresuradamente, el repiqueteo del agua pegando en las lonas. Bajo los toldos, yo, de la terraza y el calorcito de los infrarrojos. Luego ella y su marido se despidieron, nos dimos un beso de despedida con el deseo futuro de que en una nueva ocasión haríamos lo propio en su pueblo Y terminó el día con una brumita sobre las torres de la plaza mayor que le daban a la jornada ese tufillo gótico del día de todos los santos.
No pude dejar de pensar en que estoy en inferioridad de condiciones. Ya fuera que por causa de mi pareja y su entorno. Todos ellos tienen como mínimo, diez años menos.
Ahora nuevamente la tranquilidad. Y varios días a base de verduras varias.
Es un buen relato, Erik, no sé si real o no pero me gusta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues es muy real.
EliminarUn abrazo 🙏
Apunto a real con pinceladas noveladas, en cualquier caso cuando he visto que era largo he dudado, que bien haberme decidido por leerlo entero, Abrazos
ResponderEliminarEs que ya no suelo mucho escribir largos.
EliminarSalud
Además, como buen observador, no se te escapa detalle.
ResponderEliminarLos dos tenemos la misma solución para las digestiones copiosas: manzanilla con anís estrellado y te queda el estómago como una seda. 😉
Me encanta la foto nocturna, muy buena.
Besos.
Para mí es una solución cómo magica.
EliminarBesos 💋💋
La foto si es parte me ha impresionado y el texto al final de todo, creo que es parte real y parte ficticia ¿he interpretado bien?
ResponderEliminarEs todo muy real y fue el sábado.
EliminarSaludos
Si llegó la tranquilidad todo acabó bien.
ResponderEliminarUn beso, Erik.
Sí. Por fin.
EliminarBesos