Llevaba sin coger un coche desde que
saco el permiso de conducir a los 18 pero nunca le gusto y aun hoy no le gusta, me costa, conducir un auto. Además ella lo hacia y siempre viajaba de copiloto, para él era suficiente.
Luego cuando termino aquello, comenzó a cambiar de lugar de trabajo pues en el era muy fácil hacerlo ya que por entonces trabajaba en los servicios centrales y portafolios a cuesta se movía de una ciudad a otra y claro no le quedo mas remedio que adquirir un coche. En realidad lo que hacia era huir porque en ningún lugar se encontraba. De eso me di cuenta en uno de sus últimos destinos, huía de si mismo seguramente debido al vacío que le había dejado su marcha. Sus compañeros procuraban acercarse todo lo posible a sus ciudades en cambio el daba vueltas alejándose como si así pudiera alejarse de ella y de lo ocurrido.
Se compro un coche igual que el de ella aunque de distinto color y un poco mas avanzado para entonces pero físicamente igual.
Y aquella tarde en que terminaba el rodaje del coche cuando ya volvía a casa a unos cuarenta kilómetros de ella justo al coronar el puerto le picó la curiosidad de si ese coche alcanzaría la velocidad que marcaba el cuenta-kilómetros, así es que aprovechando la bajada piso a fondo el acelerador. Desde allá arriba podía ver incluso el cruce antes de llegar al puente que unía la carreterilla de cierto pueblo con la nacional por la que circulaba y que aun no era auto-vía de cuatro carriles como ahora, a pesar de estar a una considerable distancia. También pudo ver un camión de esos que transportan muebles que por aquella carreterilla se dirigía a la nacional.
Naturalmente bajaba a una velocidad endiablada y llego el punto que se acercaba al cruce pero el camión nunca podría pensar que con la distancia que los separaba, él allá arriba, llegaría a su altura. Por lo que no hizo el stop que tenia señalizado y entro en el puente dirigiéndose a la misma ciudad por lo que ocupaba ese mismo carril. Por su parte intento por todos los medios frenar porque ademas por el otro carril venia un turismo. Maniobra inútil dada la velocidad. Si no se tragaba uno se tragaría el otro.
Nunca jamas sintió esa extraña tranquilidad de lo inevitable. Todos los nervios se disiparon como si no fuera con él. Jamas pensó que
pudieran pasar por su mente tantas cosas, incluida toda su vida desde que recordaba, en tan poco espacio de tiempo. Y ademas leyó todo la publicidad que llevaba impresa el dicho capitoné en su parte trasera y pudo ver como se hacían esas letras cada vez mas enormes.
Tranquilidad y relajación absoluta que jamas tuvo hasta entonces y no ha vuelto a sentir después.
Han pasado cuarenta años y ahora no pasa de 110 km/h.
Me gusta la velocidad, aunque me bastó un susto para entender cuánto podría haber perdido si no hubiese tenido suerte (o la camioneta que manejo).
ResponderEliminarYo creo que sí es un "cuento con hada", de hecho lo estás contando...😉 Y tú que llamas suertudo a otro!!!
Un beso insomne.
Aun tengo una imagen colgada que nunca llego a hacerse real de una multitud de muebles despachurrados a mi alrededor. Como si de vedad hubiera ocurrido.
EliminarBesos
Espero que no sea autobiográfico, aunque de serlo sería señal de que no fue tan grave como apunta.
ResponderEliminarQué intensos deben ser esos breves instantes desde que te das cuenta que no puedes evitar el desastre hasta que ocurre.
Besos
Pues en el ultimo segundo el camión se echo afuera al arcén y pase como una flecha entre los dos vehículos.
EliminarPero lo extraño es esa sensación de calma total. De como no estar.
Beso
110 km/h no está mal.
ResponderEliminarUn abrazo, feliz domingo y feliz semana.
90-100 mas o menos ya no tengo prisas. Viviré lo que me queda intentando pasar sin prisas por el mundo que me queda.
EliminarBeso
esa calma de lo que va a ser va a ser y yo no puedo evitarlo.
ResponderEliminarEl camionero se debió dar cuenta de que lo que iba a ocurrir era por su saltarse el stop.
Hay avisos que cambian la manera de actuar para los restos.
Pues eso Guille desde entonces se acabo el correr. A parte era la e-90 y es el trozo que acaba en Lisboa y los portugueses por entonces hacían viguerías ahí.
EliminarSalud
Y menos mal que lo puedes contar, tu y los demás involucrados en lo que podría haber pasado...
ResponderEliminarCuantas anécdotas (Menos mal que quedó en eso) como esa, o parecida, podríamos contar todos los que conducimos...
Salud
Es que me tire ocho años haciendo ese trayecto diario y en esa carretera los portugueses campan por doquier. Y hacen cada virgueria. Tengo alguna mas, por ese motivo y es que te lo encuentras como dicen por ahí de rebote.
EliminarSaludos
Pues cuando tuve el accidente de moto, no me dió tiempo a pensar en nada, es más, apenas recuerdo qué pasó.
ResponderEliminarY no porque lo haya querido olvidar (que también)
Besos a velocidad moderada.
Me imagino que si no te la hubieras pegado a lo peor recordabas mas cosas. Yo si no se quita el camión seguramente ni habria podido contarlo.
EliminarBeso
Yo también prefiero la comodidad del copiloto, aunque hace poco me saqué el carné y estoy en éxtasis (porque me ha costado lo mío JAJAJA)
ResponderEliminarUn saludo.
Pues nada tu misma si es que te gusta conducir. Yo lo detesto.
EliminarBesos