precisamente ese lunar

           Ha bajado un monton la temperatura desde ayer. Al llegar a la altura de la antigua fábrica ya se dejaban ver los picos de gredos ligeramente blanqueados por la nieve. 

      A primera hora la luz es buena por el hielo de la "pelona" nocturna, la atmósfera está muy limpia y deja pasar los rayos del sol aunque alguna nube se cuela a veces pero los colores son a esta hora muy naturales. Solamente hace una hora y cuarto que ha salido. 

          La lluvia de estos dos últimos dos días ha dejado limpias la calles, casi tanto como el cielo. 

Se nota el dia, 25. No me he cruzado hasta el momento con nadie en mi paseo. Hace un viento racheado que a veces hiela la cara que dejan al descubierto la máscara y la gorra. Y un globo verde, me imagino, restos de la noche anterior va de un lado a otro del camino mecido por el capricho de ese viento intermitente.

            He parado un rato en la Alberca y no pense que pudiera haber caído tanta agua como para que se vea a ese nivel cuando hace unos días estaba muy baja y sucia. Deben haberla limpiado pensando que algún turista ocasional pudiera pasar por los festivos, que por otro lado se han hartado de aconsejar en contrario, pero ya se sabe que los humanos...

     Sigo igual que al principio sin encontrar ningún despistado como yo mismo que haya salido a pasear temprano. Y el parque del mirador de las monjas esta totalmente vacio y limpio como pocos días, lo que me da que pensar que el personal a pesar de las recomendaciones, esta noche ha estado reunido (mal pensado que es uno). 

                        Por un momento he tenido que  desconectar la música en mis auriculares, pues según me voy aproximando, las campanas de Santa Maria la mayor no me dejan escuchar nada más que sus tañidos insistentes llamando a la misa de navidad. Y me pica la curiosidad. Por eso voy a acercarme a ver cuantos valientes han madrugado estas primeras horas y subido toda esa cuesta hasta la ciudad medieval...

                            En fin... es el personal, al menos hasta este mismo instante sin contar con el cura que andaba encendiendo los cirios correspondientes.

                               Al bajar toda la calle y dejar atrás la vieja iglesia. De pronto me he girado por el ruido de una puerta al cerrarse y mira, como sin querer, he visto por fin de donde procede la chica del galgo blanco con la que suelo cruzarme alguna de estas mañanas de verde ahora ya invernales.

                Yo, he seguido mi camino canturreando ese estribillo pegajoso.

                                    ¿dije alguna vez? que me encantan  las pelirrojas porque a veces, suelen tener pecas en el pecho...

                             Algún lunar también. A falta de pecas aunque no sea precisamente pelirroja.