terminó el verano y en medio volvimos a soñar un poco aunque era a ratos un sueño de esa clase entre él y la vigilia y cierto sentimiento de desasosiego que no te deja descansar del todo. Luego llegó el otoño y aún se veían signos de como que todo estaba bien aquí y mas allá.
Mientras camino miré y miro el paisaje y los colores cambian como siempre lo han hecho y los pájaros siguen volando y aquel gato, como todas las mañanas se limpia el pelo y a veces al pasar me mira, ahora ya como si el animal inferior que soy no mereciera mucha atención, y vuelve a lo suyo.
Miro al cielo y las nubes flotan despacio haciendo ver contrastes de colores entre ellas sus claros y oscuros contra el azul rabioso del cielo. Y si de nuevo como siempre. Va cayendo la tarde y el color ahora más otoñal estalla con la retirada del sol que con sus penúltimos rayos se cuela entre las hierbas secas del pasado verano. Y es entonces cuando pienso que todo parece igual, que siempre ha estado ahí. Y es entonces cuando me doy cuenta de que no. Me he cruzado con aquella pareja que ayer paseaba entre la niebla y hoy que ha salido el sol puedo ver sus caras cubiertas por una máscara.
Y despierto de mi sueño. Dentro de un sueño.
Las fotos son preciosas, pero hoy me quedo, sin dudarlo, con lo que has escrito. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn beso, Erik
Gracias Carmela. Es que alguna que otra vez pongo lo que voy pensando mientras ando por allá arriba. La mayor de las veces se me olvida.
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La foto de la niebla me transportaa otros mundos que no están en este.
ResponderEliminarMe gusta la niebla, tengo buenos recuerdos de un pequeño parque con niebla entre sus arboles.
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Es lo que tiene el otoño, que nos pone nostálgicos, pero eso pasa, tranquilo!!!!
ResponderEliminarBesos
Seguro que si. Pronto vendrá el frío y con el los fantasmas del invierno.
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Que buenas imagenes. Y lo dicho... hoy paseé contigo.
ResponderEliminarBesos.
De vez en cuando tengo un día tonto y sale a relucir.
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