pintare tus mañanas de oro

el cielo esta mañana se veía gris claro como si la neblina al final dejara como de costumbre aparecer el sol.

Al llegar al banco donde tantas noches veraniegas sentados escuchando música imaginábamos en la oscuridad la sierra de Santa Cruz, se dejaban ver las nubes sobre la colina. Luego el cielo se fue oscureciendo cada vez mas.

Mientras miraba el paisaje no podía dejar de preguntarme por qué venia ya pensando precisamente en ella. Seguramente alguna de las canciones, me dije...

Hoy a pesar del tono que iba tomando el cielo me he adentrado en el Parque de la Coria.

La luz era una copia absoluta de mis pasamientos desde ese momento en que corone la subida y mire las montañas cubiertas de nubes. No he conseguido quitármela ni un momento de la cabeza mientras me adentraba. La verdad es que era todo un espectáculo otoñal solo que sin colores reventones.

Otoño descolorido de verdes, ocres, amarillos y cielos tenues a ratos estos últimos.

Pensé como le enseñaría este parque que por entonces no existía como tal, y mientras recorría el camino hacia la torre mas occidental de la muralla ("Espolón") me he acercado a uno de los almendros que corren paralelos a el camino y a pesar de saber que me iba encontrar, he cogido una almendra por si acaso por una vez el sabor no fuera el que yo esperaba. Pero no, como de costumbre esos almendros siempre acaban recordando a quien toma cualquier almendra con que se va a encontrar.

Ahora, después de mordisquearla el gris del ambiente también acompañó el sabor de boca (ácido cianhídrico, amigdalina y benzaldehído),vamos cianuro, puro y duro.

Y ahí fue donde empezó a lloverme encima ese sirimiri que al final acaba empapando hasta el alma.

Y lo único que se me ocurre en ese preciso instante es recordar aquellos besos nocturnos de labios carnosos a media luz y el sonido de la lluvia fuera. 

En fin. Que sigo como siempre.

Pero ¡ah! si te hubieras quedado, te habría traído aquí y como en la canción de Bowie; "habría pintado tus mañanas de oro"