calima

             La mañana se ve extrañamente despejada porque al mirar al cielo veo un azul totalmente  limpio. Extrañamente porque la luz no es la de un día despejado que hace intensos el resto de colores.  Enseguida veo que por el este una calima incipiente tamiza los rayos de sol que no obstante debido a lo bajo que aun aparece en el horizonte alarga las sombras hasta el esperpento. Hoy no huele a lavanda ni a hierbas sino olores un tanto desagradables como a tomate ácido, ese olor de como que se están deteriorando, a humedad, musgo, incluso  a moho. Serán los restos de la noche desasosegada. O sera que la cara de "Jane Doe" tan linda y muertecita ella, me puso romántico. He llegado a lo alto del parque frente al castillo desde donde se puede ver ese cielo brumoso sobre los tejados y al mirar abajo estoy justo sobre un pequeño macetero donde han florecido narcisos aunque es imperceptible su aroma de no agacharse para olerlos justo encima.
             He cortado unos cuantos y los meteré en la vasija que me regalaron por navidades y al igual que en la anterior llena de lavandas a lo mejor también esta conserva el olor de las flores y así ella podrá olerlas cuando ella quiera.