dos siglos entre ellos

           Ayer, después de un montón de años me volvió a ocurrir. Volví a la tienda de discos. Esta situada en una galería comercial de esas en la que las tiendas han ido cerrando y como mucho quedan cuatro o cinco que en realidad son talleres de reparación de relojes u otros cachivaches,  Filatelia y coleccionismo y vete a saber. Una fuente muy chula en mitad de la galería. Al piso superior ni he subido ninguna vez y esta pequeña tienda de discos mínima.        Pille ese disco de un grupo argentino desconocido para mi hasta ahora y me dio ese palpito que me daban ciertos discos solo con tomarlos de entre sus otros congéneres vinilícos al sacarlo de la  estantería. Pregunte al tipo de la tienda y me dijo que eran buenos y yo a mi vez le conteste que me la iba a jugar aunque sabia que no me iba a confundir. Sera extraño, pero nunca erré cuando decidí como hoy llevarme un disco sin antes escucharlo. Siempre he tenido un sexto sentido para eso. Ya me ocurría cuando iba con Elvira a comprar nuestros vinilos. Pensé que al igual que me ocurrió con la pintura al separarnos igual habría perdido el resplandor respecto a los discos. Pero no, eso sigue ahí y la prueba fue cuando el tipo extraño de la tienda busco en Youtube cuando ya me marchaba con mis discos bajo el brazo, el grupo, y puso una canción. Sí... perdí a mi musa. Y la pintura se fue a la mierda, pero la música sigue conmigo. Con ella seguro también. Pero cada uno en su nube.